lunes, 21 de marzo de 2011

Y sin embargo... Delincuentes potenciales.

Actualmente según cifras del INEGI la población de jóvenes entre los 15 y 29 años de edad asciende a 29 707 millones de habitantes, siendo así el sector más grande en la población, y este dato que debería ser un punto a favor en le desarrollo económico y cultural del país, se ha vuelto un panorama más que sombrío y preocupante.

Esta fuerza productiva de la población se ha visto envuelta en una falta de oportunidades educativas y laborales, llevándolos así a ser blanco perfecto del crimen organizado, que ve en esta falta de oportunidades y en una serie de vacíos jurídico el camino perfecto para reclutar a jóvenes que más allá de un desarrollo profesional tratan de superarse por la vía de la ilegalidad. Hablo de superación,por que así es, porque para estos jóvenes que se insertan en el mundo delictivo; lo importante es sobresalir, es adquirir un renombre, un reconocimiento, es la constante búsqueda de sentirse aceptados, de obtener un poder adquisitivo que de otra forma les sería practicamente imposible. Y es que aún en los casos en los que cuentan con educación media, el campo laboral no es fácil, menos aún cuando se viene de zonas o grupos sociales marginados y estigmatizados.

De ninguna forma, elegir el camino de la delincuencia es justificable o entendible, o no lo es para quienes no han crecido en un ambiente rodeado de narcomenudeo, arreglo de cuentas y familias con altos grados de violencia y desintegración. ¿Pero en qué hemos fallado?, ¿En que falló el Estado? ¿Cuál es la responsabilidad de la sociedad? ¿Qué peso tiene la perdida de valores y la devaluación de la familia?

Sin duda podemos hablar de una perdida de valores, de un problema que viene de la base primera de toda sociedad: La familia, pero cómo juzgar a aquellas madres que han dejado de atender y educar a sus hijos por salir a trabajar para poder sostener a la familia, cómo pensar en la irresponsabilidad y el mal ejemplo de un padre que se dedica a delinquir, cuando que las oportunidades de empleo cada vez son menores. Cómo entender que los jóvenes no busquen esa integración en las calles en donde se vuelven presas fáciles de el crimen organizado. Y aquí llegamos a otro punto importante, si bien la escuela no tiene la función formadora de individuos (como entes morales) si es cierto que los planes educativos, el continuo recorte presupuestal a este sector,la poca o nula capitación de los docentes y la falta de innovaciones tecnológicas, han alejado a los adolescentes de las aulas, de buscar ese cobijo y esa necesidad de insertarse en las escuelas.

Aunado a lo anterior y en el mismo tono de lo institucional; la falta de fuentes de empleo y los pocos programas sociales encaminados a fomentar el desarrollo de los jóvenes, ya no funcionan ni siquiera para obligarnos a preocuparnos por ellos. ¿De qué sirve tener un título universitario o pertenecer a un grupo cultural o deportivo en la colonia, si finalmente, esto no garantiza un mejor futuro?

Porqué a la sociedad nos indigna ver niños de 12 o 14 años robando o matando para hacerse de dinero cuando que somos una sociedad que sobre valora las capacidades de consumo, si somos una sociedad que estigmatiza y discrimina, una sociedad que etiqueta y voltea ver feo a quien tiene pinta de ser un "chaca", un "reggaetonero", un "marihuano", si nosotros mismos somos quienes les cerramos las pocas oportunidades de desarrollo que estos jóvenes tienen.

El crecimiento del narcotrafico y el recrecimiento de la violencia, se ven a sí mismos como negocio, nada más como eso, y para que los negocios funciones hay que hacer sacrificios (por supuesto siempre es mejor sacrificar a alguien más) ven en esta decepción e incomprensión en que se encuentran los jóvenes como una forma de obtener "trabajadores" que no piden mucho, no cuestionan el por qué, sólo necesitan dinero, coches, ropa de marca, droga, necesitan eso que les da pertenencia a un estatus quo, eso que a su vez, los hace olvidarse o evadir al ESTATUS QUO.

Pero no sólo se trata de aprovecha un vacío moral, educativo o de falta de oportunidades, se trata de aprovechar los vacíos legales que hay al respecto. Actualmente son los gobiernos estatales quienes regulan los centros de readaptación juveniles, sin embargo en materia de delitos federales no existen ni una institución ni mucho menos personal capacitado para trabajar el problema, lo cual incluso se vuelve una violación  a los derechos, ya que no se esta juzgando ni tratando a los menores con las capacidades plenas para poder apoyarlos, en muchos casos y justamente por evitar conflictos con instituciones pro Derechos Humanos, el poder judicial, no remite o no concluye las averiguaciones en contra de menores (esto sin un arreglo económico de por medio, claro esta) pero en los casos en los que los menores llegan a los centros de "readaptación" las sentencias de los menores son mucho menores a las de cualquier adulto por los mísmos delitos, y por supuesto que no se trata de juzgarlos con iguales penas, pero esto es aprovechado por el crimen organizado para tener a sus pequeños empleados de forma más rápida delinquiendo nuevamente.

Hace seis años que el proyecto para regular las sanciones penales y las edades para poder juzgar a los menores esta en la lista de pendientes de la Suprema Corte de justicia, y parece ser que tener sicarios de 14 años de edad y ver que cerca de 30 mil jóvenes entre 13 y 25 años están en las filas del crimen organizado (según cifras de la Cámara de Diputados) no han sido motivo suficiente para trabajar el tema. La última reforma que se hizó fué la de excentar a los menores de 12 años de toda responsabilidad penal, a la vez que se excenta de la trascendencia de la responsabilidad a otras personas, es decir ni los padres, ni los delincuentes que contratan a estos menores, tienen que responder por dichas conductas. 

Hasta 2005 lo smenores no eran considerados como sujetos de responsabilidad penal, es decir no eran delincuentes, sólo cometían infracciones y de sanciones administrativas, que podían ser en centros correccionales o tutelares, en donde eran apoyados por grupos de especialistas, después de ese año, losmenores tienen responsabilidad procesal, lo que quiere decir que sus procesos judiciales y de tratamiento son similares a los de los adultos, en tanto penas y en tanto el "apoyo" que reiben dentro de las instituciones, es decir ningúno. Volviendo así los centros de readaptación en centrospenitenciarios en donde es bien sabido, muchas veces los internos no sólo no se regeneran, si no que aprende nuevas y mejores formas de delinquir, con nuevos y más violentos grupos.

Por si lo anteriro no fuese suficiente; cuando un menor infractor cumplia su sentencia, se guardaba un expediente que era destruido al momento que el menor alcanzaba la mayoría de edad y en ningún caso este expedientetensía trascendencia jurídica es decir, ellos no contaban con antecedentes penales. Ahora estos expedientes ya fucionan como cartas siganlecticas, es decir como registros de anteriores delitos, que se toman como antecedentes penales, factor que evdentemente les cierra aún más las oportunidades de poder conseguir un empleo y que los estigmatiza ante la sociedad.

Sin duda un temacomplicado, duro y por demás triste, no sólo porque ataca a un sector muy vulnerable y relegado por parte de las instituciones, si no porque literalmente nos deja ver el presente del país; su grado de violencia, la ausencia de valores, la falta de oportunidades, su decrecimiento cultural, político y económico.

Cuando se hablába hace 10 años de que los niños de ese entonces eran el futuro del país, esto era un aliciente al desarrollo, una esperanza de cambio,  el panorama era otro. Hoy no, hoy somos el presente del país, hoy dejamos de ser el futuro. pero eso no nos impide buscar la manera de transformarlo.

1 comentario:

  1. Supongo que buscar al "culpable" de la decadencia social o cultural de este país, es buscar una aguja en un pajar. Sin embargo tenemos el pajar. Creo, con toda sinceridad, que tiene el mismo grado de culpa tanto el que engaña, como el que se deja engañar. Seguimos permitiendo administraciones tontas, apartadas de cualquier beneficio comunitario. Seguimos votando por los mismos arquetipos e instituciones de siempre. Seguimos, siempre, en lo mismo.
    El futuro es una construcción ilógica, siempre hemos contado con un aquí y ahora; pero vivimos ensoñados en un pasado ajeno y añorando un futuro irreal. Si no cambiamos hoy, no cambiamos nunca.

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